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Londres en 4 días (Part Five)

junio 4, 2008

23 de Septiembre de 2007

Al amanecer del tercer día, decidí que ya no quería saber más del English Breakfast del hotel. Salimos temprano, antes de que el metro se saturara, al mercado de Camden Town. El mercado abre a eso de las 10 así que como madrugamos, desayunamos en una cafetería cerca del metro.

Llegar temprano tiene la desventaja de que no hay aglomeraciones de gente a la que seguir, así que estábamos bastante desorientados. Comenzamos a bajar por la calle y a descubrir las originales fachadas de las tiendas más góticas que he visto nunca. La verdad es que a pesar de lo que nos habían dicho, y como “especialista” en ropa de mercadillo, allí no encontré gangas en ningún lado.

Camdem Market

Cruzamos el Camden Lock (el puente), y visto que allí se acababan las pintorescas fachadas, decidimos regresar por el otro lado de la calle. Por muchos puestos que hubiese, aquello no dejaba de resultarme extraño. Habíamos oído hablar de puestos de comida, tiendas en las que no se podía sacar fotos del interior y muchas muchas más tiendecillas. Pero por más vueltas que dábamos, no encontramos nada más. Llegados nuevamente al comienzo de la calle, miramos la guía y decidimos regresar atrás y caminar un poco más allá a ver si dábamos con todo ello.

Y así fue, pasado nuevamente el puente encontramos la entrada al Camden Stables. Un mercado laberíntico de calles estrechas y minipuestos. Estuvimos algunas horas perdidos allí dentro, hasta casi la hora de comer. La mejor comida que hicimos en Londres fue sin duda en Camden. Moe optó por la japonesa y yo me quedé con el chino, pero allí había para todos los gustos; turca, musulmana, española, cubana, brasileña… que cantidad de olores en un espacio tan pequeño.

Camden Market

Después de haber comido, y con las compras de rigor a cuestas, nos fuimos al Museo del Saqueo British Museum. En apenas dos horas recorrimos buena parte. El museo es ENORME y puedes pegarte pasillos enteros viendo platos y ánforas romanas. Para gente como Moe, algunas horas más hubiera estado bien. Para mí que iba con los pies reventados y que solo me interesaban las atracciones principales, tuve suficiente.

El principal problema fue que a las 17:00 había un Tour de Harry Potter al que queríamos ir, de ahí la prisa. De haber sabido que el tour era tan malo, nos hubiéramos quedado el resto de la tarde en el museo y verlo quizás con más calma y disfrute.

En fin, hablando un poco del museo pues…que decir. La mayor atracción está al entrar a la izquierda. Allí encontrarán enormes piezas egipcias, asirias y griegas. Las estrellas son fundamentalmente la piedra Rosetta y el Partenón griego. En las plantas superiores hay una gran colección de piezas de la antigua roma y del medievo. Y también hay un ala dedicada a la historia de Asia. El museo es inmenso, aunque sigo opinando que no tanto como el Louvre.

British Museum

A las 17:00 estábamos ya esperando por el guía para el The Real World of Harry Potter tour. Para mi fue lo más decepcionante del viaje. Que nadie espere que lo van a llevar a las localizaciones o a lugares que evoquen al libro. Sinceramente, lo que cuenta ese hombre poco tiene que ver con el libro en mi modesta opinión. Una caminata de casi dos horas donde un señor vestido de forma variopinta hace cutres trucos de magia y en la que tan solo dos de las paradas podrían recordar remotamente al relato de J.K. Rowling. En fin, para no recomendar.

Al final del día, cuando por fin llegamos al hotel, dudaba de que pudiese volver a caminar. Me tiré en la cama, y cuando media hora más tarde me iba a levantar para ir a la ducha casi me caigo. No tenía fuerza ninguna, la única ventaja es que no tenía ni roces ni ampollas de los zapatos. Todas las mañanas antes de salir procuraba vendarme en tiritas 😛 (Gasté una caja completita).

Esa noche, Moe trajo la cena del chino que acompañamos con malísima televisión inglesa. Al día siguiente creo que amanecí en la misma posición en la que me dejé caer en la cama.

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